martes, 5 de mayo de 2015

14. Sandokan. Los Tigres De Mompracem. Emilio Salgari

Edición de Clásicos Juveniles de Planeta (1987)
En pantalla, ediciones de Saturnino Calleja
Emilio Salgari, padre de la literatura popular italiana y, por ende, universal, consiguió iniciar en la lectura a los jóvenes europeos e iberoamericanos durante los primeros 70 años del siglo pasado. Con un estilo directo y visual -precursor del lenguaje cinematográfico o del comic-, de fácil vocabulario, centrado absolutamente en la acción, con guiones sencillos, previsibles, muestrario de tópicos morales y de arquetípicos personajes -buenos o malos-... hacía volar la imaginación, que no es poco, de generaciones de niños y jóvenes encerrados en sistemas educativos carcelarios y castrantes.
Leer cualquier aventura de Sandokan era viajar, con la imaginación, a lugares lejanos y exóticos, inalcanzables; accediendo, por uno mismo, a los sesgados valores morales de la época: la valentía -varonil-, la lealtad -ciega-, la justicia -divina-, el amor -romántico, esto es, posesivo-...
"Escúchame, Mariana -le dijo, con acento salvaje-, hay un hombre que impera sobre los mares que bañan las costas de las islas malayas, un hombre que es el azote de los navegantes, que hace temblar a las gentes y cuyo nombre suena como una campana fúnebre. ¿Has oído hablar de Sandokan, llamado también el Tigre de Malasia? Mírame a la cara. ¡El Tigre soy yo...!
La jovencita soltó involuntariamente un grito de horror y se cubrió la cara con las manos.
(...)¡No me rechaces, no te asustes así! (...) No soy pirata por avidez, soy justiciero, el vengador de mi familia y de mi pueblo, nada más.
(...) No, Sandokan, no te rechazo, porque te amo demasiado, porque tú eres un héroe, poderoso y terrible como huracán que agita los océanos.
(...) ¡Mía! ¡Eres mía! -exclamó fuera de sí-. Habla ahora, adorada mía, dime qué puedo hacer por tí, porque todo me es posible. (...) ¿Quieres que te robe esta noche? (...) Ahora que ya eres mía, ¡ay del que te toque (...) Antes que dejármela robar, preferiría mi muerte y la suya."
Y ya tenemos una trama central, para una novela romántica de piratas, que hubieran firmado orgullosos, a duo, Marcial Lafuente Estefanía y Corín Tellado.
Juan José Jimenez "Sandokán"
Futbolista del Cádiz C.F. hasta 1991
Sandokan, un joven principe malayo destronado por los holandeses, los ingleses y el Rajá "Blanco" de Sarawak (Borneo), James Brooke, -personaje que realmente existió-; quienes asesinan a toda su familia (madre, hermanos, hermanas), obligándole a ejercer la piratería como único medio de venganza justiciera y anticolonialista.
"...llevas muchos años cometiendo una fechoría tras otra. Toda la costa está marcada con las huellas de tus correrías; todas sus aldeas y todas sus ciudades han sido asaltadas y saqueadas por ti; todos los fuertes holandeses, españoles e ingleses han sufrido tus ataques, y el fondo del mar está erizado de navíos que has echado a pique."
"Alto, vigoroso, de robusta musculatura, facciones enérgicas, feroces y de rara belleza" (...)"fiero como héroe de la antigüedad" (...) "con una mirada de la cual se desprende un no sé qué de tétrico y amenazador" (...) "de voz metálica" (...) "un tono de voz que fascinaba y que infundía un valor sobrehumano a los Tigres de Mompracem" (...) "formidable jefe de extraordinaria audacia e indómito valor" (...) "un vengador que no ha cometido jamás acciones infames... que respeta a los débiles... que saquea no por sed de riqueza, sino por llegar a tener un ejército de héroes y reconquistar su reino" (...) "árbitro absoluto de su propia existencia" (...) "-¿Qué vas a hacer, Sandokan?. -Aún no lo sé, pero me siento capaz de todo" (...) "-Bah! Si me preparan alguna traición sabré deshacerla" (...) "Haré correr la sangre a torrentes y os exterminaré a todos...!" (...) "se sintió dominado por una manía feroz de destruirlo todo y de masacrarlo todo" (...) "Yo soy el Tigre! A mí mis fuerzas!" (...) "Todavía me creo invulnerable!" (...) "La muerte tiene miedo del Tigre de Malasia."
Acompañado del fiel portugués Yañez y de los cientos de Tigres de Mompracem... "hombres valientes hasta la locura, y que a un simple gesto de Sandokan no hubieran vacilado en saquear el sepulcro de Mahoma, a pesar de ser mahometanos todos ellos". Y obedientes... "...en el primer abordaje te harás matar". 
Ilustración de "Pipein" Gamba
"Los Tigres de Mompracem" fue publicado por capítulos, como "El Tigre de Malasia" por primera vez en 1883, en el periódico La Nuova Arena. Como novela, lo sería en 1900, siendo el texto principal de la saga (11 títulos). En España fue editado por Saturnino Calleja y posteriormente por Gahe, dividida en dos novelas -como estrategia comercial-: "Sandokan, Los Tigres de Mompracen" y "La mujer del pirata". 
Emilio Salgari capitaneó las listas de ventas con sus 84 novelas, llegando a superar la mágica cifra de los 100.000 ejemplares, durante su desventurada, pobre y corta vida. El "Capitán" Salgari, como se autodenominaba, a pesar de no tener el título de Capitán de Navío por no acabar los estudios... lo que nadie se atrevía a recordarle, conociendo su impetuoso carácter, que le llevó dos años a la cárcel por batirse en duelo con un periodista que osó llamarle "mozo" en un artículo. Temperamento que no impidió que sus editores le explotaran con contratos que no le permitían subsistir. Agobiado por la penuria económica y la enfermedad de su esposa, entre otras razones, decidió continuar la saga familiar de suicidios, haciéndose el harakiri, en 1911, con una cimitarra como la que blandía Sandokan. Dejó una nota a sus editores: "A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel (...) Os saludo rompiendo la pluma."

Cádiz, Mayo de 2015.

Emilio Salgari
(Verona, 21 de agosto de 1862 - Turín, 25 de abril de 1911)

martes, 28 de abril de 2015

13. El Viejo Y El Mar. Ernest Hemingway.

En pantalla la edición de la Biblioteca de Springfield
Ernest Hemingway con su reconocible y admirado estilo literario, sobrio, claro, sencillo, realista, casi periodístico, centrado en los hechos, de asequibles figuras retóricas -símiles y metáforas cercanas-, sin florituras, ni intelectualismos, ni complejos discursos interiores... nos acerca en esta breve novela a un tema recurrente en la literatura americana: la lucha del hombre con la naturaleza, con el monstruo marino, consigo mismo.
Santiago, un viejo y experimentado pescador se enfrenta a un gran pez que lo arrastra mar adentro en las aguas del golfo de Cuba.
Su relato cercano y veraz con las artes de pesca usadas, consigue -sin hacer de la obra un manual- que sintamos la envergadura de la batalla que el viejo libra con el respetado pez. Hemingway, un experto pescador, no saca a relucir sus conocimientos al respecto al estilo Melville. Parece que en todos los sentidos, vitales y literarios, "Santiago ha vencido a Ahab". Italo Calvino lo tenía claro: "Contra la escritura del intelectualismo, escogía Hemingway y la literatura de los hechos".
Portada revista Life 1952
Publicada por encargo de la Revista Life en 1952, con desiguales críticas pero con buena acogida del público -26 semanas en la lista de Best Seller en el New York Times-, obtendría el Premio Pulitzer en 1953 y se convertiría en su obra talismán, preludio del Nóbel de Literatura de 1954.
El viejo Santiago lleva 84 días sin pescar nada que pueda vender. Manolín, un joven de 22 años, es su enlace con la realidad, le pone al día de lo acontecido en la comunidad y le lleva el periódico del día anterior para que siga las ligas de béisbol y a su admirado Joe DiMaggio. Manolín también es su escudero vital, consiguiendo que el viejo coma todo los días y no le falte un cafe caliente antes de zarpar. Santiago tiene claro su modus vivendi aunque no tenga suerte: "Trato de no pedir prestado. Primero pides prestado, luego pides limosna". El joven aprendió el oficio con él, pero ya no le acompaña a pescar. Y siente que ya no ejerce el respetuoso arte de la pesca, pues en su nueva embarcación tienen otro concepto del mar, más utilitario, como un surtidor al que sacar el máximo provecho.
Dirigida por Jonh Sturges en 1958
Protagonizada por Spencer Tracy 
Santiago no piensa en el mar, sino en la mar. "Decía siempre la mar. Así es como le dicen en español cuando la quieren". Y el viejo, probablemente de origen Canario, la quiere, y hablaba de ella "no como un contendiente, un lugar o un enemigo", sino "como si fuera una mujer" (...) "La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer".
Hemingway nunca explicaba qué había detrás de cada personaje y hecho de sus novelas. Que cada cual libremente interpretara el trasfondo que pudiera haber. Las "Teorías Iceberg" sobre esta obra han propuesto explicaciones y relaciones de todo tipo, desde las más trascendentales respecto a la elección del nombre de Santiago hasta las que ven interpretaciones relacionadas con las ligas de béisbol del año en que se escribió.

Ilustración de Daniel Gómez
El hecho es que el viejo pescador sabe, desde el primer momento, que ha picado un gran pez, y que piensa mantener la lucha con él, hasta el final. El sabe lo que le espera y lo que puede ocurrir. "Es un gran pez y tengo que convencerlo, pensó. No debo permitirle jamás que se de cuenta de su fuerza ni de lo que podría hacer si rompiera a correr" (...) "los peces no son tan inteligentes como los que los matamos, aunque son más nobles y más hábiles". (...) "Pez te quiero y te respeto mucho, pero te mataré antes de acabar el día" (...) "Ojalá estuviera aquí el chico" (...) "No soy religioso, pero rezaría diez Padrenuestros y diez Avemarías por pescar este pez y prometo hacer una peregrinación a la Virgen del Cobre si lo pesco. Lo prometo." (...) "Tirad, manos, pensó. Aguantad firmes, piernas. No me falles, cabeza. No me falles. Nunca te has dejado llevar." (...) "Me gustaría comprar alguna suerte si la vendieran en alguna parte. ¿Con qué habría de comprarlo? ¿Podría comprarla con un arpón perdido y un cuchillo roto y dos manos estropeadas? (...) "El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido pero no derrotado." (...) "El pescar me mata a mí exactamente igual que me da la vida".
La lucha, la amistad, la vejez, la constancia, el valor, la soledad... están en la superficie de este épico texto que empapa, sin tregua, desde la primera página.


"Su mejor obra. 
El tiempo demostrará que es la mejor que cualquiera de nosotros haya escrito, 
y con eso me refiero a sus coetáneos y a los míos."
William Faulkner

Cádiz, abril de 2015

Ernest Hemingway
(Illinois, 21 de julio de 1899 - Idaho, 2 de julio de 1961)

http://noninaclasicosdeaventura.blogspot.com.es

sábado, 25 de abril de 2015

12. El Retrato De Dorian Gray. Oscar Wilde.

Traducción de María Cóndor Orduña
Ilustración de Jordi Vila Delclòs
Oscar Wilde, cuando escribió su única novela, -un paso más en su búsqueda esteticista de la belleza, con claro sabor gótico y decadente-, nunca imaginó que Dorian Gray terminaría declarando en su contra en el juicio al que fue sometido en 1895 por sodomía y por el que, tras ser declarado culpable, fue condenado a dos años de trabajos forzados; costándole -cual novela de terror-  su prestigio y estabilidad económica, social y personal, hasta el triste final de su corta vida. De nada le sirvió su brillante ingenio ante un tribunal y una sociedad victoriana que no solo le consideraba el más extravagante de sus intelectuales, sino que utilizaron la novela como prueba de su "depravación" moral. "No se puede juzgar a un hombre por lo que escribe", diría Wilde en el proceso. Y es que aunque había hecho cambios previos a la primera edición (1890), moderando algunos pasajes homoeróticos; las críticas negativas a la versión ampliada (1891) que calificaban al texto como "empalagoso, nauseabundo, afeminado, sucio, contaminante", y como una obra que "mancharía a los jóvenes", siguieron sirviendo en el juicio  como prueba contra él.
Ilustración de Pau Thiriat
Grabado de Eugène Dete
para la 1ª edición ilustrada en 1910
Dichas críticas habían sido contestadas en el Prefacio de la 2ª edición: "No hay libros morales o inmorales. Los libros están bien escritos o mal escritos. Eso es todo." (...) "Quienes interpretan el símbolo lo hacen a su propio riesgo". Sus detractores, después verdugos, interpretaron que Wilde, -al igual que Basil Hallward, el pintor de el retrato de Dorian Gray- "había mostrado en su obra el secreto de su propia alma".
Y es que al joven y apuesto Dorian va a cumplírsele el deseo faustiano de que sea su retrato quien sufra la decadencia corporal y moral de su narcisista personalidad y de su extremo hedonismo vital. Mientras la pureza, fielmente retratada en el cuadro, desaparece de cada uno de sus actos; la maldad, el egoísmo, la perversidad... no dejarán marca en su semblante, pero si en el lienzo. El deseo de eterna juventud y la búsqueda inexcusable del placer terminarán convirtiéndose en tragedia. "La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que uno sea joven".
Ilustraciones de Henry Keen, edición de 1925
Wilde diría que los personajes de la novela eran, de alguna manera, un reflejo de sí mismo: "Basil Hallward es lo que creo que soy; Lord Henry lo que el mundo piensa de mi; Dorian lo que me gustaría ser en otras edades, tal vez." En nada se parecen Basil -el sensible artista en continua búsqueda de una nueva belleza- y  Lord Henry, -la máxima representación del dandismo y la elocuencia-. El "Príncipe Paradoja" como le llama Dorian: "Sacrificarías a cualquiera, Harry, por un epigrama". Lord Henry Wotton -Harry-, un maestro de la oratoria, que a base de histriónicas paradojas, irónicos aforismos y sugerentes epigramas inculcará en Dorian el deseo por la belleza del placer.  "La búsqueda de la belleza es el verdadero secreto de la vida" (...) "Busque siempre nuevas sensaciones. Un nuevo hedonismo: eso es lo que necesita nuestro siglo". A través de su aplaudido y cínico ingenio, Wilde criticará la hipócrita moral victoriana. "Conforme hablaba, el elogio de la estupidez se elevó a filosofía." (...) "Estuvo brillante, fantástico, irresponsable. Arrebató a sus oyentes, que se fueron riendo detrás de su flauta." Y lo que a veces, para el Lord, no era más que juegos de palabras para entretener o producir admiración de salón; para Dorian Gray se convertían en fundamentos de su visión del mundo. "Me gustan las personas más que los principios, y las personas sin principios me gustan más que nada en el mundo" (...) "Solo hay una cosa en el mundo peor que el que hablen de uno, y es que no hablen de uno" (...) "La única manera de librarse de una tentación es ceder a ella" (...) "Nada puede curar el alma sino los sentidos..." (...) "la juventud es lo único que merece la pena poseer."
Ilustración en pantalla de Aubrey Beardsley
Ilustración de Jordi Vila Delclòs
Como dice el profesor Martinez Victorio: "La paradoja atraviesa toda la obra de Wilde. Su objetivo es la exhibición y el disfrute de lo subversivo, pero en un contexto de ambigüedad ideológica que le permita escapar indemne ante la reacción puritana." Un claro ejemplo es su aceptación del patriarcado victoriano que muestra en forma de misoginia. En la novela insistentemente mostrada por el elocuente Lord Henry, quien se refiere a la mujer, como: "Esfinges sin secreto" (...) "Son deliciosamente artificiales, pero carecen de sentimiento artístico" (...) "nos inspiran el deseo de hacer obras maestras y siempre nos impiden realizarlas" (...) "¡Qué cosa tan horrorosa la memoria de una mujer! ... ¿Y qué extremo estancamiento intelectual revela!" (...) "Tienen unos instintos maravillosamente primitivos. Las hemos emancipado, pero siguen siendo esclavas que buscan un amo, de todas maneras, les encanta que las dominen". 
Dorian Gray, el joven bello e inmaculado de quien Basil Hallward diría: "alguien cuya mera personalidad era tan fascinante que, si yo lo permitía, absorbería toda mi naturaleza, toda mi alma, mi arte mismo". Igualmente fascinaba a Lord Henry: "La gracia era suya, y la blanca pureza de la adolescencia, y una belleza como solo los antiguos mármoles griegos han conservado para nosotros." (...) "Hablar con él era como tocar un violín exquisito". Será en las largas charlas con el joven Dorian como Lord Henry interpretaría la partitura del deseo y el placer.
Retrato de Oscar Wilde y Dorian Gray
por Victoria De Almeida
 "...¿quién que supiera algo de la Vida renunciaría la oportunidad de seguir siempre joven, por fantástica que pudiera ser esa oportunidad y dejando de lado sus fatales consecuencias?" Dorian Gray no renunciaría a dicha oportunidad. "Aquel retrato sería el más mágico de los espejos para él" (...) "Y cuando el invierno se apoderara del retrato, él continuaría en pie donde la primavera tiembla a punto de dar paso al verano". (...) "Estaba cada vez más enamorado de su propia belleza, cada vez más interesado en la corrupción de su propia alma" (...) "Había momentos en los que veía el mal simplemente como una manera de hacer realidad su concepción de la belleza" (...) "sintió agudamente el terrible placer de la doble vida" (...) "La vida ha sido tu arte. Has hecho de ti música. Tus días son tus sonetos." 
Oscar Wilde retrató perfecta y críticamente a la sociedad de su época, recogiendo reflexiones sobre la vanidad, el narcisismo, el hedonismo, el individualismo, la arrogancia, la fidelidad, el amor, la belleza, la modernidad, la filantropía, la razón... y mostrando sus opiniones sobre la fama, la iglesia, el matrimonio, el arte, la literatura... centrándose en una preocupación ancestral y tan actual como el culto al cuerpo, a la belleza, a la apariencia, y el valor de lo joven, de lo aparentemente incorrupto y eterno.
"Hoy día la gente conoce el precio de todo, pero no sabe el valor de nada" (...) "Puedo soportar la fuerza bruta, pero la razón bruta es totalmente insoportable. Hay algo injusto en su uso." (...) "¡Fidelidad! En ella está la pasión por la propiedad. Tiraríamos muchas cosas si no temiéramos que pudieran recogerlas otros" (...) "son las personalidades, no los principios, los que mueven una época" (...) "Los hijos empiezan por querer a sus padres, cuando se hacen mayores los juzgan, a veces los perdonan" (...) "Cuando somos felices somos siempre buenos, pero cuando somos buenos no siempre somos felices." (...) "Los libros que el mundo llama inmorales son libros que muestran al mundo su propia vergüenza." (...) "Por recobrar la juventud haría cualquier cosa en el mundo, excepto hacer ejercicio, levantarme temprano o ser respetable".




"Como el retrato de un pesar,
un rostro sin corazón"
Hamlet. William Shakespeare.
Cádiz, abril de 2015


Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde
(Dublin, 16 de octubre de 1854 - Paris, 30 de noviembre de 1900)

jueves, 9 de abril de 2015

11. Moby Dick. Herman Melville.

Edición de Austral Singular
Traducción de José María Valverde
Imagen en pantalla de Gregory Peck
como capitán Ahab
Herman Melville fundió en Moby Dick una maravillosa trama novelesca -la obsesiva necesidad de venganza del capitán Ahab- con un cansino tratado enciclopédico sobre cetología, que va enseñando en forma de capítulos los días tranquilos del Pequod, el barco ballenero que persigue al Leviatán con aspecto de cachalote albino. Así, Melville, lector compulsivo desde joven, más obsesionado que el mismo Ahab, perseguiría y leería todo lo habido hasta la fecha sobre cetáceos, y en su afán de escribir una obra maestra -para lo que se retiró dos años al campo- volcaría en el libro todo el saber acumulado sobre las ballenas: historia, especies, tipos, características, anatomía, hábitat, arte, citas, costumbres, mitos, su caza, su despiece, su transformación, su carne, su aceite, sus huesos... así como de los barcos balleneros, su estructura, organización, tripulación, herramientas, etc. etc. Como dice J. M. Valverde en el prólogo a la edición de Austral "...hay que dejarse llevar por la voz del autor en estas larguísimas "variaciones Goldberg" sobre tema ballenero".

Camiseta de www.monsieurtshirt.com
"...hasta ahora el cachalote, científico o poético no vive completo en ninguna literatura" (...) "Y yo no he escatimado la investigación histórica ballenera cuando ha parecido necesario" (...) "Del tronco crecen las ramas; de éstas las ramitas. Así, en temas productivos, crecen los capítulos" (...) "Para producir un libro poderoso, hay que elegir un tema poderoso. No se puede jamás escribir un volumen grande y duradero sobre la pulga..." 

El resultado es una obra formada en un 30 % de un intenso y atractivo relato novelado, principalmente en boca de un marinero principiante al que podemos llamar Ismael; y un 70% del libro que conformaría la "Ballenapedia". La propuesta no sería entendida hasta años después de la muerte de Melville. Tras su publicación en 1851 el fracaso comercial fue inminente. Los lectores no resultaron ser los "fisiólogos sensatos" que esperaba el autor; probablemente a estos les hubiera bastado una versión acotada a la acción para ser felizmente "bautizados en nombre del diablo". En mi caso, como lector, he "agarrado" menos capítulos de los que he dejado "sueltos".

Ilustración de cachalote en pasaporte
Con un estilo literario poético, unas veces de maravilloso engarce y sublime tensión dramática, que empuja a la lectura compulsiva. Como el sermón que narra cómo la ballena traga a Jonás cuando este intentaba huir a donde "no llega Dios", a la "moderna Cádiz". Si las homilías fueran tan dramatúrgicas como las del padre Mapple, las iglesias estarían rebosantes. Otras veces su bella prosa se vuelve algo enrevesada y es más difícil -o lenta- de entender. "...en el ciclónico Atlántico de mi ser, yo también me complazco en mi centro en muda calma, y mientras giran a mi alrededor pesados planetas de dolor inextinguible, allá en lo hondo y tierra adentro, sigo bañándome en eterna suavidad de gozo."

Mapa del viaje del Pequod
Ilustración de Everett henry
El literario Pequod partirá de Nantucket (Massachussets), -al igual que lo hiciera en 1821 el ballenero Essex en el que se inspira-, para aparentemente realizar una campaña ballenera de tres años. Si bien, el único objetivo del capitán Ahab es poner, a la internacional e intercultural tripulación, al servicio de la búsqueda y captura de un temido cachalote blanco, similar al avistado en Chile en 1839 y conocido por Mocha Dick.

"...el viaje ballenero fue muy bien acogido; se abrieron de par en par las grandes compuertas del mundo de las maravillas, y en las locas manías que me arrastraron hacia mi designio, flotaban, de dos en dos, en lo más hondo de mi alma, interminables procesiones de cetáceos, y en medio de todos, un gran fantasma encapuchado, como un monte nevado en el aire".

La trama girará primero alrededor de la relación entre el marinero Ismael y el arponero Quiqueg, y después en la tirana autoridad del capitán Ahab respecto a la tripulación, siempre determinada por su obsesión, vengativa, de enfrentarse y matar a Moby Dick.

Ilustración de AmbrMerlinus
Ismael vio en Quiqueg "una naturaleza en que no acechaban hipocresías civilizadas ni blandos engaños", y enseguida lo tuvo claro: "Probaré con un amigo pagano, puesto que la amabilidad cristiana se ha demostrado sólo hueca cortesía". Encontrando en el fuerte y tatuado polinesio un socio, un amigo. "Así, pues, en nuestra luna de miel de corazones, yacíamos yo y Quiqueg - pareja a gusto y cariñosa" (...) "Quiqueg me abrazó, apretó su frente contra la mía, y apagando la luz de un soplo, rodamos uno sobre otro, de acá para allá, y muy pronto nos quedamos dormidos". La larga travesía y la necesaria camaradería que sustenta la paz a bordo requiere de "sentimiento desbordante, afectuoso, amistoso, cariñoso" entre la tripulación. La misma faena produce roces que deben ser bien interpretados. "Vamos; apretémonos todos las manos; mejor dicho, apretémonos universalmente en la mismísima leche y esperma de la benevolencia" (...) "En pensamientos de las visiones nocturnas, he visto largas filas de ángeles en el paraíso, cada cual con las manos en una orza de aceite de esperma".

Ilustración de Nicola L. Robinson
Por su parte, el Capitán Ahab, "viejo monomaníaco" (...) "tiene en la cabeza algo sangriento" (...) "Ese cierto sultanismo de su cerebro" (...) "se encarnaba en una irresistible dictadura" (...) "El sombrío aspecto de Ahab ... se debía a la bárbara pierna blanca ... hecha en el mar con el pulido hueso de la mandíbula del cachalote" (...) "Ahab era inaccesible" (...) "Vivía en el mundo como el último de los osos pardos" (...) "en su vejez inclemente y aullante, el alma de Ahab, encerrada en el tronco ahuecado de su cuerpo, se alimentaba de las tristes zarpas de su melancolía".
"En cuarenta años no he pasado ni tres en tierra firme... en la desolación de soledad... en el emparedado y amurallado aislamiento... durante cuarenta años, me he alimentado de salazones -adecuado símbolo del seco alimento de mi alma" (...) "todos mis medios son cuerdos; mi motivo y mi objetivo es demente" (...) "Lo que he osado, lo he querido, y lo que he querido, lo haré! Me creen loco... pero soy demoníaco, ¡soy la locura enloquecida! La profecía era que yo fuera desmembrado, y... Ahora, yo profetizo que desmembraré a mi desmembradora".

Moby Dick (1956)
de John Huston
con Gregory Peck como capitán Ahab
En Moby Dick encontraremos referencias a múltiples temáticas: vocación, idealismo, ética, religión, jurisprudencia, prensa, filosofía,  racismo,  política, la vida y la muerte.
"...el mundo rehúsa honrarnos a los balleneros... se piensa que nuestra vocación no llega a ser más que una ocupación parecida a la del matarife... Pero matarifes de la más sanguinaria categoría, han sido todos los Jefes Militares a quienes el mundo se complace infaliblemente en honrar". (Como al otrora vecino de la C/ Veedor de Cádiz, el Duque de Wellingtong, general de la flota inglesa contra Napoleón y ladrón de ballenas).
El verdadero oficio de ballenero requiere capacidad de sufrimiento y la sabiduría de la huida:  "por mucho que ese niñito que es el hombre presuma de su ciencia y habilidad... el mar seguirá insultándole y asesinándole" (...) "No quiero en mi bote a ninguno que no tenga miedo de la ballena. Un hombre totalmente sin miedo es un compañero mucho más peligroso que un cobarde" (...)"Hay una sabiduría que es dolor; pero hay un dolor que es locura".
El fracaso de Moby Dick y el suicidio de su hijo afectaron psicológicamente a Melville, quien fue perdiendo tirón literario, refugiándose en la poesía y sobreviviendo gracias a un empleo como agente de aduanas en Nueva York, la ciudad donde triunfará siglo y medio después su tataranieto Moby como músico electrónico.
"qué gracioso, hermoso, gozoso, mimoso, cariñoso
es el mar, es el mar, es el mar"
(...)
"¡Allí sopla!"

Cádiz, abril de 2015

Herman Melville
(Nueva York, 1 de agosto de 1819 - Nueva York, 28 de septiembre de 1891)
Grabado del retrato de Joseph O. Eaton

jueves, 19 de marzo de 2015

10. Las Aventuras De Sherlock Holmes. Arthur Conan Doyle.


Traducción Armando Lázaro Ros
Ilustración de la sobrecubierta Josep García
Arthur Conan Doyle escribía historias de Sherlock Holmes en su consulta londinense de oftalmología mientras esperaba la visita de algún paciente. Estos, preferían leer los relatos sobre el detective de moda, publicados en la revista The Strand Magazine, a visitar la clínica. Pronto, el jugador de rugby profesional, el portero de fútbol, boxeador y doctor, se dedicará solo a escribir las -para él, incomprensiblemente- esperadas y prestigiosas entregas, a las que tachaba de "esbozos superficiales" casi sin interés literario.
"Las aventuras de Sherlock Holmes", publicadas ya como libro en 1892, son la primera colección de relatos del canon holmesiano, compuesto por un total de 56 relatos y 4 novelas. Entre los 12 interesantes y entretenidos casos relatados se encuentran "La aventura de un escándalo en Bohemia" en el que Holmes conocerá a su icono femenino Irene Adler; y "La aventura de la banda de los lunares", la que fuera para el autor, la mejor historia de Sherlock Holmes y que llevaría al teatro como producción propia.

Las aventuras son narradas por el Doctor John H. Watson, inseparable "compañero y colaborador" y "único amigo" del protagonista. Watson es el fiel escudero -del quijotesco Holmes- y su guardaespaldas -es quien suele portar revolver-. Sherlock dirá a su álter ego "Watson, tiene usted el magnífico don de saber callar. Eso le hace inapreciable como compañero". Este "biógrafo entusiasta" relatará con sencillez narrativa y clara admiración, las maravillosas capacidades de Holmes para resolver casos, a priori, indescifrables.
Portada de la 1ª edición de 1892
Sherlock Holmes estaba "dotado de alma bohemia, sentía aversión a todas las formas de la vida de sociedad, y permanecía en sus habitaciones de Baker Street, enterrado entre sus libracos, alternando las semanas entre la cocaína y la ambición, entre los adormilamientos de la droga y la impetuosa energía de su propia y ardiente naturaleza". Watson le conoce y describe bien: "Su inteligencia fría, llena de precisión" (...) "la máquina de razonar y de observar más perfecta que ha conocido el mundo" (...) "el sabueso, el perseguidor implacable, agudo, ágil" (...) "con asombrosa habilidad para el empleo de disfraces" (...) "Cuando Holmes se especializó en criminología, la escena perdió un actor" (...) "que trabajaba más bien por amor a su arte que para enriquecerse". Cómo diría uno de sus enemigos: "Holmes, el entremetido. ¡Holmes, el enredador! Holmes, el mandamás de Scotland Yard". Aunque trabajaba por libre, colaboraba con la policía, de alguno de cuyos miembros le sorprendía su "inaudita imbecilidad". Holmes el investigador, el benefactor, el químico, el violinista, el boxeador, el egoísta y el misógino. "Las mujeres son por naturaleza aficionadas al encubrimiento, pero les gusta ser ellas mismas las encubridoras" (...) "Es peligroso quitar su cachorro a un tigre, y también es peligroso arrebatar a una mujer una ilusión" (...) "existen mujeres en las que el amor que tienen a sus amantes apaga todos los otros amores". Desde que "el ingenio de una mujer desbarató los planes mejor trazados de Sherlock Holmes. En otro tiempo, acostumbraba este a bromear a propósito de la inteligencia de las mujeres; pero ya no le he vuelto a oír expresarse de ese modo (...) Y siempre que habla de Irene Adler, le da el honroso título de la mujer".

Retrato de Sherlock Holmes e ilustraciones, de Sidney Paget
Las aventuras de Sherlock Holmes se nos presentan como casos y enredos misteriosos, aparentemente imposibles de descifrar o como simples, vulgares y evidentes crímenes de claras autorias. Los primeros serán certeramente solucionados por Holmes y para los segundos, nuestro detective, venía a ser "una especie de alto tribunal de apelación" para los inocentes a los que libraba de ser culpabilizados y sentenciados judicial y socialmente.
Holmes usaba el pensamiento deductivo propio de la metodología científica. "Constituye un craso error el teorizar sin poseer datos. Uno empieza de manera insensible a retorcer los hechos para acomodarlos a sus hipótesis, en vez de acomodar las hipótesis a los hechos" (...) "¡Datos, datos, datos! Yo no puedo fabricar los ladrillos sin arcilla!". Las evidencias, las pruebas están ahí y él sabe verlas: "Invisibles no, Watson, sino inobservadas. Usted no supo dónde mirar" (...) Es posible que yo me haya entrenado en fijarme en lo que otros pasan por alto" (...) "De la misma manera que Cuvier sabía hacer la descripción completa de un animal con el examen de un solo hueso, de igual manera el observador que ha sabido comprender por completo uno de los eslabones de toda una serie de incidentes, debe saber explicar con exactitud todos los demás, los anteriores y los posteriores".

Peter Cushing en El regreso de Sherlock Holmes
BBC 1971
Pero Holmes -¿o Conan Doyle?- no está muy conforme con las narraciones que de sus aventuras hace Watson, recriminándole sus "defectos literarios": "El crimen es cosa vulgar. La lógica es cosa rara. Por consiguiente, usted debería hacer hincapié en la lógica más bien que en el crimen. Usted ha rebajado lo que debería haber sido un curso de conferencias hasta reducirlo a una serie de novelas".
Estas desavenencias literarias entre el autor y el personaje, llevó a Conan Doyle a concertar con el profesor Moryarti la muerte de Sherlock Holmes en el episodio "El problema final" (publicado en "Memorias de Sherlock Holmes"); lo que fue calificado por el escritor como "homicidio justificable". La reacción de los lectores fue contundente: miles de lectores cancelaron la suscripción a The Strand Magazine, luto en los sombreros de la city, y su propia madre dejó de hablarle... Sherlock Holmes volvió del más allá en el relato "La casa vacía" (publicado en "El regreso de Sherlock Holmes").
La ya mala relación entre personaje y autor había empeorado. Más si cabe en cuanto Arthur Conan Doyle quedó para siempre eclipsado por Sherlock Homes. La estatua existente en Edimburgo, lugar de nacimiento del escritor, no es otra que la del investigador. Un personaje que sobreviviría a su creador. Más de 50 escritores han continuado la saga después de 1930, fecha en la que fallece Conan Doyle.
"Si nunca hubiera creado a Sherlock Holmes, mi posición en la literatura sería mucho más importante". Esto lo decía quien mejor había retratado la atmósfera victoriana, además de inocularnos para siempre la figura enjuta del investigador por excelencia y de la pipa, la gorra, el gabán y la lupa como símbolos perennes de la búsqueda de la verdad.
"Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan" Jorge Luis Borges.
Cádiz, marzo de 2015

Arthur Conan Doyle
(Edimburgo, 22 de mayo de 1859 - Crowborought, 7 de julio de 1930)
En pantalla, revista The Strand Magazine de 1917.

martes, 10 de marzo de 2015

9. Los Viajes De Gulliver. Jonathan Swift.

Traducción Pedro Guardia Massó
Ilustración de la sobrecubierta Josep García
Jonathan Swift nos propone acompañar a Gulliver por lejanos, desconocidos, atractivos, insólitos y extraños países para poder darnos a conocer Inglaterra, la más profunda y la más influyente; así como para mostrarnos las costumbres, principios, valores y miserias de la intemporal y universal condición humana. Con magistral sencillez estilística, fluida y fácil prosa,  ingeniosas y embaucadoras tramas, incisivas e irónicas disertaciones y, con sugerentes y críticos planteamientos de gran riqueza intelectual y alcance filosófico o antropológico... Swift nos hace viajar también en el tiempo, pues lo que es válido para la Europa de 1726 igualmente lo es para la actual. Tanto Liliput, Irlanda, Brodndingnac, Laputa, Inglaterra, Balbinarbi, Holanda, Glubbdubdrib, Portugal, Luggnagg, Japón, el país de los Houyhnhnms y Europa entera, han cambiado muy poco -menos de lo que creemos- por no decir nada, en estos casi 300 años.
El mismo Gulliver nos cuenta que su intención relatora ha sido la de "atenerse rigurosamente a la verdad": "Te he proporcionado, pues, amable lector, un fiel relato de mis viajes realizados durante dieciséis años y siete meses y pico, procurando siempre velar más por la verdad que por las florituras. Sin duda, habría podido -como tantos otros- asombrarte con historias absurdas o increíbles; pero he preferido relatarte hechos corrientes del modo y estilo más sencillos, ya que mi objetivo principal consistía más en informar que en divertir". Pero sin duda, la verdad con Switf, además de ser muy real, es muy divertida.

Ilustraciones de J.J.Grandville
En la pantalla tarjeta publicitaria de hilo de algodón
de J & P Coats Spool Cotton 1888
Viajar enriquece el espíritu y abre la mente. Conocer e intentar entender otras culturas y costumbres, si nos dejamos contaminar sanamente, nos ayuda a relativizar la centralidad de nuestra civilización y a mirar con espíritu crítico nuestras tradiciones culturales, religiosas, sociales y políticas. Esto con respecto a lo que a priori nos diferencia; que, con una mirada y roce intercultural, nos enriquecería evitándonos conflictos poco fructíferos. ¿O no es razonablemente inadmisible que Liliput y Blefuscu, dos grandes reinos, estén en una eterna tensión militar a causa de el lado, angosto o ancho, por el que optan partir, tradicionalmente, los huevos en cada comunidad? O que en un mismo país, la paz social pueda verse peligrosamente alterada por que "Su Majestad ha determinado emplear en la administración del gobierno y en todos los cargos de la corona, a los partidarios de los tacones bajos en sus zapatos", propiciando un conflicto con los partidarios de los tacones altos; de modo que ambas facciones llegan al "extremo de no comer ni beber juntos y de ni siquiera hablarse".
Y si bien hay ideas universales, aparentemente comunes, como la de la Justicia; una interpretación del concepto y de su representación, peculiar, pueden sugerirnos miras interesantes. En Liliput "la imagen de la Justicia viene representada en los tribunales con seis ojos: dos delante, igual número detrás, y uno por lado, lo que representa circunspección. Lleva además una bolsa de oro abierta en la mano derecha, y una espada envainada en la izquierda, para demostrar que está más dispuesta a premiar que a castigar". Y lo mismo sucederá, en cada país visitado, con conceptos como la moralidad, el gobierno, el valor de los principios, la educación, la ciencia... encontrándonos con propuestas tan sugerentes como peligrosas. En la Gran Academia de Lagado, donde múltiples académicos y científicos, con sus discípulos, generan y gestionan el saber al servicio de la comunidad, Gulliver pudo observar asombrado como "los jóvenes estudiantes dedicaban seis horas diarias a la tarea de recopilar frases inconexas" surgidas de la máquina para escribir libros especulativos. También conoció "un nuevo método de construir las casas comenzando por el tejado y siguiendo de allí a los cimientos".

Portada de la primera edición 1726
La osadía de los académicos en Balbinarbi era grande: "En el Instituto de Estudios Políticos lo pasé muy mal. (...) Aquellos desgraciados presentaban planes para que los monarcas escogiesen a sus favoritos por su prudencia, capacidad y virtud; que los ministros se preocuparan del bien común; que se recompensara el mérito; (...) que se escogiera a personas capacitadas para ejercer los cargos; además de muchas otras quimeras irrealizables que jamas cupieron en mente humana". Entre toda esta locura encontró alguna propuesta utilizable: "que todos los senadores de la asamblea nacional, una vez emitida y defendida su respectiva opinión, deberían votar abiertamente en contra; si así se hiciera, esta medida surtiría efectos muy beneficiosos para el bien público".
Gulliver va a comprobar, de seguido, la absoluta relatividad de las cosas... Siendo uno mismo tal como es, ¿cómo puede pasar de sentirse enorme y colosal -en todos sus aspectos- a ínfimo e insignificante, tan solo porque los demás lo perciben así?. "Sin lugar a dudas, tienen razón los filósofos cuando nos dicen que nada es grande ni pequeño si no lo es por comparación". Así, "...a través de lentes de aumento; la experiencia nos enseña que la piel más fina y blanca parece áspera, desigual y mal coloreada". Gulliver comprobará en sus viajes que el tamaño, para mal o para bien, si importa. "La más bella de estas damas de honor, (...) me hacía cabalgar a veces sobre sus pezones, con otros jueguecitos sobre los que el lector me excusará que no me extienda demasiado".


Edición de Galaxia Gutenberg
ilustrada por Guillermo Pérez Villalta.
En pantalla Gulliver exhibido al granjero de Brobdingnag
por Richard Redgrave en 1837
Una de las principales riqueza que una civilización posee y requiere para subsistir es su memoria histórica y la custodia y gestión que de ella hace para no repetir errores que propugnen su desaparición. Sabio es el pueblo que además incluye en su saber a la memoria y experiencia de otras comunidades. En Glubbdubdirb lo tienen más fácil, pues si el olvido se asoma a su cotidianidad, convocan a los antepasados ya muertos, propios y ajenos, y les consultan sobre lo ocurrido y aprendido. Así, además de poder sentar a Descartes y a Aristóteles en la misma mesa para conversar, se puede evocar a ocho generaciones de reyes, debidamente ordenadas, e interrogarles, ya que ahora sí dirán, siempre, la verdad. "Alejandro Magno fue llamado al cuarto. (...) Me aseguró por su honor que no había muerto envenenado, sino de una fiebre, secuela de una orgía".
En Luggnagg, antes que invocar a los muertos, quizá podrían consultar a alguno de los llamados struldbruggs por su condición de inmortales. Gulliver observó que aunque no hubiera tenido el efecto deseado a efectos de memoria colectiva, tenían otras aptitudes; y hubo quién propuso "que enviase a un par de struldbruggs a mi propio país para curar a mis conciudadanos del temor de la muerte".
Gulliver aprendía rápido los idiomas con los que se encontraba. Incluso el de los houyhnhnms, de  naturaleza equina. Y a medida que conversaba y conocía, entendía y aprendía de sus interlocutores, iba almacenando en su gran memoria para transmitirlo a su vuelta a Inglaterra. Sus conclusiones fueron claras y contundentes sobre muchos e importantes temas: la gobernanza, la riqueza, la pobreza, los conflictos, las guerras... encontrándose con hechos y razones universales.
 Máquina para escribir libros especulativos
Ilustración de Guillermo Pérez Villalta.
En pantalla Gulliver despidiéndose de los Houyhnhnms por Sawrey Gilpin en 1769
"...aquella gente había padecido la misma enfermedad a que toda la raza humana ha estado siempre sujeta: la nobleza en lucha por el poder, la gente por la libertad y el rey por el poder absoluto" (...) "Las guerras son tanto más encarnizadas y sangrientas y duraderas cuanto que estallan por división de opiniones sobre temas generalmente fútiles" (...) "el soldado es un yahoo a sueldo para matar a sangre fría el mayor número posible de semejantes suyos que nunca le han ofendido en nada" (...) "para acceder al cargo de primer ministro, el mejor método es mostrar en las asambleas públicas un celo furioso contra las corrupciones cortesanas... el príncipe le elegirá, pues esta clase de zelotes son después los más obsequiosos y sumisos a las voluntades y pasiones de sus amos".

Gulliver también transmitía, a sus interlocutores, su visión de Inglaterra y de la civilización europea. A pesar de su indudable parcialidad al hablar de su patria, siguiendo las recomendaciones de Dionisio de Halicarnaso, sus escuchantes no concluían con imágenes y opiniones demasiado positivas: "Estaba completamente asombrado del relato histórico que le proporcioné de nuestros asuntos en el curso del último siglo. Me confesó que no era sino una sarta de conspiraciones, rebeliones, asesinatos, masacres revoluciones y destierros. Todo ello, efecto desastroso de nuestra avaricia, partidismo, hipocresía, perfidia, crueldad, furor, locura, odio, envidia, lujuria, malicia y ambición".
O como diría el mismo Gulliver, producto del "poderoso influjo de la costumbre y el prejuicio".
Swift mostró en esta obra todas sus ideas, valores, pensamientos, ideología... también defectos y prejuicios. Hasta cierta misoginia, muestra de la compleja relación que el clérigo mantuvo con las mujeres toda su vida. La influencia de su obra en la literatura fantástica es clara. Pareciera que estuviera predestinado a influir en la posteridad literaria, astronómica, onomástica, y de valores Nasdaq.
Si Jonathan Swift fuera un struldbrugg, sin duda, su correo electrónico sería  vanessa@yahoo.li

Cádiz, marzo de 2015.

Jonathan Swift
(Dublín, 30 de noviembre de 1667 - Dublín, 19 de octubre de 1745)
En pantalla, ilustración de Guillermo Pérez Villalta

domingo, 8 de marzo de 2015

8. El Último Mohicano. James Fenimore Cooper


Traducción de A. Gibert y E. Rodríguez
Ilustración de la sobrecubierta Josep García
James Fenimore Cooper consiguió popularidad en 1826 con esta larga novela, a pesar de los distintos fallos narrativos observados por los críticos y de una prosa extensa y cansina que le resta ritmo y atractivo. La London Magazine (mayo 1826) llamó a la novela "Claramente y con mucho la peor de las producciones del Sr. Cooper".
"El Último de los Mohicanos", trata la historia de un indio, Uncas, que casi no aparece hasta la mitad del texto y cuyo papel principal parezca que sea solo darle título a la novela. De él, de su origen, de sus actos y su pensamientos, sabremos poco. Es un personaje secundario que solo en los últimos capítulos tendrá algún protagonismo. Quizá debería haberla titulado "Ojo de Halcón II" o "La Larga Carabina", ambos apodos de Natty Bumppo el cazador, verdadero protagonista de la narración y de la acción.

Cooper mezcla la identidad de dos tribus (Mohegan y Mahican) al construir el personaje de Uncas, que ni será el último Mohicano en la novela, ni en la realidad. Aún hoy hay Mohicanos unificados con la tribu de los Lenapes. La novela contribuyó a confundir el conocimiento popular de las tribus hasta la actualidad e influyó en la visión peyorativa popular que se tuvo de los indios americanos.
Ilustraciones H. M. Bocks
La trama se desarrolla durante la Guerra de los Siete Años (o guerra Franco-India) en la que se enfrentan los Ingleses y sus colonos frente a Francia y diversas fuerzas nativas que apoyaban al "Padre de Canada". En esta supuesta novela histórica, los sucesos que por ejemplo relata de la rendición del Fuerte William Henry son exagerados e inexactos. Mostrando con ello, como en otros episodios de la novela, una condición natural inferior y un talante mezquino, cruel e inhumano de los indios en general.
"Este acto en un blanco sería digno de crueldad y barbarie, pero el indio posee otra naturaleza y no piensa así" (...) "La amistad que puede establecerse entre un mingo y un hombre blanco es la misma que podría haber entre el hombre y la serpiente". Aunque también le otorgue algunos valores humanos positivos, más allá de sus cualidades como sabuesos al seguir un rastro o como incansables luchadores. "A pesar de lo acalorado de la conversación, puede afirmarse que aquellos tres indios hubieran podido dar lecciones de corrección y prudencia a muchos parlamentarios europeos". La referencia al origen europeo de los parlamentarios puede deberse a que su padre, un acaudalado colono, llegó a ser congresista en las administraciones de George Washington y John Adams.
Además de unos indios crueles y torpes, fáciles de engañar (capaces de adivinar a qué tribu pertenece una huella de mocasín pero incapaces de descubrir a un mayor inglés disfrazado de hechicero)... También nos muestra unas mujeres débiles, torpes, lastres para el desarrollo y desenlace de una trama, propia del estilo narrativo del romanticismo, en la que hay que salvar a unas damas de los salvajes indios, pero sin ocasionarles molestias ni incomodidades y cuya única acción permitida es sonreír, llorar, rezar o pedir clemencia. "En medio de esta confusión y desorden, vio el mayor a Alicia, desvalida, ansiosa, aterrorizada, pero encantadora".

"El Último Mohicano" dejó un título atractivo para supuestas adaptaciones cinematográficas, con poca fidelidad a la débil trama argumental originaria, y sin duda más atractivas y cortas que la lectura del texto. Mark Twain trató de ridiculizar a James Fenimore Cooper -al que llamaba "el generoso derrochador" por "su falta de variedad estilística y su verborrea"- reescribiendo una pequeña sección de la novela en la que eliminaba del original, según él, cien palabras "innecesarias". El mismo Cooper, releyendo el libro con el propósito de una reedición en sus últimos años, puso de relieve algunas inconsistencias de la trama y de la caracterización de algunos personajes.
Cada capítulo comienza con una cita de alguna gran obra de la literatura universal. Así, el capítulo XXVIII comienza:
"Sed breve, os lo ruego,
pues vos mismo podéis ver que tengo mucho quehacer."
Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces

Cádiz, marzo de 2015.

James Fenimore Cooper
(Nueva Jersey, 15 de septiembre de 1789 - Nueva York, 14 de septiembre de 1851)
Ilustración de la escena del oso de F. T. Merrill

sábado, 28 de febrero de 2015

7. Oliver Twist. Charles Dickens.


Traducción de José Méndez Herrera
Ilustración de la sobrecubierta Josep García
Ilustración del comedor de F. Barnard
Charles Dickens popularizó la mejor literatura gracias a su gran poder narrativo, su bella e inteligente prosa, su capacidad descriptiva de una realidad social que sus lectores reconocían, su habilidad para construir personajes creíbles que no dejaban indiferentes, y con un sentido del humor y manejo de la ironía puestas al servicio de la crítica social.
Oliver Twist es su segunda obra. Novela muy popular publicada por entregas mensuales desde 1837 a 1839. La adecuada dimensión de los fascículos publicados, acompañados de una cuidada ilustración de George Cruikshank y un magistral manejo de la intriga, le permitía jugar con la expectación de sus lectores-fans. Retrasando, a veces, la resolución de hechos y aumentando, así, la tensa espera del desenlace hasta posteriores entregas. Su ágil estilo le permitía también interactuar como narrador con sus personajes: "Como no sería nada correcto que un humilde autor dejase esperando a un personaje tan digno (...) hasta que le viniese en gana atenderle...". Los cortos capítulos y sus sugerentes finales agilizan y aceleran la lectura de una novela extensa. "Es una historia verdadera de pena, de aflicción y de pesar (...) y esas historias suelen ser largas; si fuera de pura dicha y alegría, sería muy breve". Si bien, no todo es desventura en Oliver Twist y su estructura narrativa (precursora de la narración cinematográfica) produce inteligentes vaivenes emotivos. "Es costumbre en el teatro, en todos los buenos y sanguinarios melodramas, presentar las escenas trágicas y cómicas por turno regular, como las capas rojas y blancas de un trozo de tocino entreverado bien curado".

Boceto de portada de la primera edición
del ilustrador George Cruikshank
Oliver Twist es el nombre aleatorio que recibe el protagonista al entrar en el orfanato. Casi desde el mismo momento de su nacimiento se convirtió en "el hijo de la parroquia, el hospiciano huérfano, el galopín humilde y famélico que ha de ser abofeteado y tundido a su paso por el mundo, despreciado por todos y por nadie compadecido". Una huida vital atravesando hospicios, albergues, corruptas Juntas parroquiales, Jueces con vistas insensibles, explotación infantil, calabozos, suburbios habitados por el lumpen londinense (rateros, prostitutas, asesinos)... Una "novela social" en parte autobiográfica (Dickens trabajó de niño en fábricas mientras su familia vivía en la cárcel) que abrió los ojos a la sociedad victoriana sobre el maltrato infantil en orfanatos y hospicios.
"El niño no había tenido nunca amigos por quienes interesarse ni que se interesasen por él. No guardaba en su imaginación el dolor de ninguna separación reciente: no pesaba en su corazón la ausencia de ningún rostro amado ni de grato recuerdo...". Pero toda la desventura, el hambre, el maltrato, las malas influencias, la necesidad, el entorno más mezquino y cruel, no podrán con la bondadosa, incorruptible y educada genética de Oliver. La criticada inocencia infantil idealizada de Oliver, no se corresponde solo a una estrategia del autor para conmover a los lectores ante la realidad social vivida por el protagonista, sino que es una muestra de la creencia cristiana de Dickens, de su discurso moralista de que el "bien" puede y debe prevalecer en las personas para obtener resultados óptimos en todos los aspectos de su vida. Dickens critica abiertamente en esta obra a los que maquiavélicamente defienden que el fin justifica los medios.

Ilustraciones de George Cruikshank
Habrá quién intente educar e instruir a Oliver en los principios de la supervivencia a través del pillaje y la ratería. Fagin, "el astuto judío había atrapado al muchacho en sus redes, y, después de haberle preparado el espíritu, por medio de la soledad y la tristeza, para que prefiriese cualquier compañía a la de sus tristes pensamientos en aquel melancólico lugar, iba inoculando lentamente en su alma el veneno que esperaba habría de ennegrecerla y cambiarla de color para siempre". Así le dirá al elenco de rateros a sus órdenes, refiriéndose a Oliver: "Una vez que le hayamos hecho comprender que es uno de los nuestros, una vez clavada en su imaginación la idea de que ha sido un ladrón, ya es nuestro. Nuestro para toda la vida".
Son muchos y atractivos los personajes nobles y villanos de esta novela. Quizá el más universal sea Londres. Una ciudad creciente y cambiante, incapaz de acoger sanamente a los miles de desfavorecidos que abandonaban el campo para venderse como mano de obra industrial. Dickens conoce bien la ciudad, la describe mejor y la hace visible: su amanecer, sus callejuelas, tabernas, mercados y suburbios... La influencia social de su descripción provocó el arreglo del insalubre entorno de la Isla de Jacob.
La novela describe contundentemente la difícil vida de las clases más desfavorecidas "En nuestras comisarías, todas las noches quedan apresados hombres y mujeres, por cargos insignificantes"; describe el concepto de cobertura y apoyo social institucional "El sabio principio del socorro exterior es dar a los pobres precisamente aquello que no necesitan, para que, así, se cansen de venir"; y con ironía se describen los caprichosos artífices del sistema judicial "el Juez Fang, si, en realidad, no tenía costumbre de beber más de lo estrictamente conveniente, bien pudiera haber puesto una demanda a su semblante por libelo, para resarcirse de graves daños".  Nos habla de una sociedad en la "que la inmunidad del sujeto y la libertad individual son unas de las primeras y mas altas vanaglorias del verdadero inglés". En la que la apariencia es aparentemente determinante: "Quitad al obispo su sotana o al celador su sombrero y sus galones, y ¿qué queda? Un hombre. (...) La dignidad y aún, a veces, la santidad son cuestión de traje más de lo que figura la gente" (...) "Mas la muerte, los incendios y el robo igualan a todos los hombres". 

Primera Edición de Oliver Twist
Dickens, a pesar de ser un hombre extremadamente religioso, cristiano, deja clara su posición ante la actitud eclesial que "con desdén hablan de llamas y venganzas" a los desposeídos. "Los turcos, después de lavarse la cara perfectamente, se vuelven hacia Oriente para rezar sus oraciones; estas buenas gentes (se refiere a los clérigos ingleses) después de frotar sus rostros contra el mundo hasta borrar de ellos su sonrisa, se vuelven con no menos regularidad hacia el lado más sombrío del cielo. ¿Entre el musulmán y el fariseo, encomendadme al primero!".
Su éxito proviene del certero retrato de las gentes y las formas de vida de la Inglaterra del momento. Posando su mirada incluso en los avances técnicos propios de la época: "Los pintores siempre pintan a las damas más bonitas de lo que son. De lo contrario, no tendrían clientela, hijo. El que inventó un aparato para sacar la imagen,  se habrá convencido de que eso no tiene éxito; es demasiada honradez, demasiada...". Dickens sin duda logra un bello impresionismo hiperrealista. El mismo Carlos Marx  dijo de él que "había proclamado más verdades de calado social y político que todos los discursos de profesionales de la política, agitadores y moralistas juntos". Como dice Guillermo Altares: no es ninguna casualidad que Dikens. Marx y Engels escribiesen lo que escribieron en aquellos años en Londres.

Oliver Twist terminó de catapultarlo a la fama que le permitiría mantener a su extensa familia (10 hijos), a su exmujer y a su nueva compañera... su continua necesidad de dinero le llevó de gira, haciendo multitudinarias lecturas de su obra, hasta su muerte a los 58 años.
Hoy podemos reconocer a muchos de sus personajes en nuestra realidad cotidiana. Nos sobran personajes dickensianos, quizás, lo que nos faltan son Dickens que nos los describan.
"Quién podría describir el gozo y el placer, la paz de espíritu y la dulce tranquilidad que el delicado muchacho disfrutará en el aire embalsamado y entre las verdes montañas y los bosques opulentos de una apartada aldea? ¿Quién sería capaz de expresar..."
Sin duda Charles Dickens
Cádiz, febrero 2015

Charles John Huffam Dickens
(Portsmouth, 7 de febrero de 1812 - Gads Hill Place, 9 de junio de 1870)