domingo, 8 de marzo de 2015

8. El Último Mohicano. James Fenimore Cooper


Traducción de A. Gibert y E. Rodríguez
Ilustración de la sobrecubierta Josep García
James Fenimore Cooper consiguió popularidad en 1826 con esta larga novela, a pesar de los distintos fallos narrativos observados por los críticos y de una prosa extensa y cansina que le resta ritmo y atractivo. La London Magazine (mayo 1826) llamó a la novela "Claramente y con mucho la peor de las producciones del Sr. Cooper".
"El Último de los Mohicanos", trata la historia de un indio, Uncas, que casi no aparece hasta la mitad del texto y cuyo papel principal parezca que sea solo darle título a la novela. De él, de su origen, de sus actos y su pensamientos, sabremos poco. Es un personaje secundario que solo en los últimos capítulos tendrá algún protagonismo. Quizá debería haberla titulado "Ojo de Halcón II" o "La Larga Carabina", ambos apodos de Natty Bumppo el cazador, verdadero protagonista de la narración y de la acción.

Cooper mezcla la identidad de dos tribus (Mohegan y Mahican) al construir el personaje de Uncas, que ni será el último Mohicano en la novela, ni en la realidad. Aún hoy hay Mohicanos unificados con la tribu de los Lenapes. La novela contribuyó a confundir el conocimiento popular de las tribus hasta la actualidad e influyó en la visión peyorativa popular que se tuvo de los indios americanos.
Ilustraciones H. M. Bocks
La trama se desarrolla durante la Guerra de los Siete Años (o guerra Franco-India) en la que se enfrentan los Ingleses y sus colonos frente a Francia y diversas fuerzas nativas que apoyaban al "Padre de Canada". En esta supuesta novela histórica, los sucesos que por ejemplo relata de la rendición del Fuerte William Henry son exagerados e inexactos. Mostrando con ello, como en otros episodios de la novela, una condición natural inferior y un talante mezquino, cruel e inhumano de los indios en general.
"Este acto en un blanco sería digno de crueldad y barbarie, pero el indio posee otra naturaleza y no piensa así" (...) "La amistad que puede establecerse entre un mingo y un hombre blanco es la misma que podría haber entre el hombre y la serpiente". Aunque también le otorgue algunos valores humanos positivos, más allá de sus cualidades como sabuesos al seguir un rastro o como incansables luchadores. "A pesar de lo acalorado de la conversación, puede afirmarse que aquellos tres indios hubieran podido dar lecciones de corrección y prudencia a muchos parlamentarios europeos". La referencia al origen europeo de los parlamentarios puede deberse a que su padre, un acaudalado colono, llegó a ser congresista en las administraciones de George Washington y John Adams.
Además de unos indios crueles y torpes, fáciles de engañar (capaces de adivinar a qué tribu pertenece una huella de mocasín pero incapaces de descubrir a un mayor inglés disfrazado de hechicero)... También nos muestra unas mujeres débiles, torpes, lastres para el desarrollo y desenlace de una trama, propia del estilo narrativo del romanticismo, en la que hay que salvar a unas damas de los salvajes indios, pero sin ocasionarles molestias ni incomodidades y cuya única acción permitida es sonreír, llorar, rezar o pedir clemencia. "En medio de esta confusión y desorden, vio el mayor a Alicia, desvalida, ansiosa, aterrorizada, pero encantadora".

"El Último Mohicano" dejó un título atractivo para supuestas adaptaciones cinematográficas, con poca fidelidad a la débil trama argumental originaria, y sin duda más atractivas y cortas que la lectura del texto. Mark Twain trató de ridiculizar a James Fenimore Cooper -al que llamaba "el generoso derrochador" por "su falta de variedad estilística y su verborrea"- reescribiendo una pequeña sección de la novela en la que eliminaba del original, según él, cien palabras "innecesarias". El mismo Cooper, releyendo el libro con el propósito de una reedición en sus últimos años, puso de relieve algunas inconsistencias de la trama y de la caracterización de algunos personajes.
Cada capítulo comienza con una cita de alguna gran obra de la literatura universal. Así, el capítulo XXVIII comienza:
"Sed breve, os lo ruego,
pues vos mismo podéis ver que tengo mucho quehacer."
Shakespeare, Mucho ruido y pocas nueces

Cádiz, marzo de 2015.

James Fenimore Cooper
(Nueva Jersey, 15 de septiembre de 1789 - Nueva York, 14 de septiembre de 1851)
Ilustración de la escena del oso de F. T. Merrill

2 comentarios:

  1. Muy Buena recomendación. Gracias por el Dato!

    ResponderEliminar
  2. A mi me resulto insufrible. Este no lo recomiendo por nada del mundo. Hay cientos de clásicos mejores que este. Saludos.

    ResponderEliminar