sábado, 31 de enero de 2015

3. El Fantasma De La Ópera. Gastón Leroux.

Traducción de Rafael Sender.
Ilustración Josep García.

Gastón Leroux supo volcar su instinto y estilo periodístico en sus novelas de intriga y terror. En el Fantasma de la Ópera (1911), una novela de vistoso romanticismo "gótico", relata unos hechos acontecidos 40 años antes en la Ópera Garnier. En ella desgrana los frutos de la minuciosa investigación realizada (entrevistas, revisión de correspondencia, textos, planos, etc) para novelar la crónica completa de unos increíbles e impactantes hechos reales.

Todo acontece en un maravilloso escenario, la Ópera de París, centro neurálgico de la vida social, cultural, política, diplomática, amorosa... una "moderna Torre de Babel donde se confabulaba, donde se cantaba en todas las lenguas y se amaba en todos los dialectos" (...) "donde se transforma a los enanos en hermosos caballeros, a las horribles hechiceras en hadas radiantes de juventud. Tan pronto sale Satán de los sótanos como se sumerge en ellos... Y los fantasmas se pasean como por su casa...".

Palco 5 Ópera Garnier
Un teatro vivo lleno de vidas: bailarinas, acomodadoras, sopranos, apuntadores, electricistas, bomberos, carpinteros, administradores, gendarmes, orfebres, zapateros, "matadores de ratas", "cerradores de puertas", vizcondes, fantasmas y...  "...habitado por un ejército de extraños personajes. (...) Vivían allí desde hacía muchos años... los habían olvidado; las revoluciones de palacio los había ignorado. Allí fuera había pasado la historia de Francia sin que ellos se enteraran, y nadie se acordaba de ellos".
La Ópera, una maquinaria en continua creación, unos espacios crecientes y cambiantes -17 pisos hasta el tejado-: pasillos, plateas, decorados, salones, trampillas, subterráneos, galerías, mazmorras, caballerizas, lago, "palco nº 5", "cámara de los suplicios"... Un ambiente muy parisino. "Aquel que no haya aprendido a ocultar su tristeza bajo una máscara de alegría y a simular algo de tristeza, aburrimiento o indiferencia ante su íntima alegría, no será nunca un parisino".
Ilustraciones de José Mª Ponce
Una joven huérfana y soprano sustituta en la Ópera, Christine Daaé (Christine Nilsson¿?), se encuentra con el Angel de la Voz enviado desde el Más Allá por su padre para que le ayude a mejorar su técnica y a triunfar profesionalmente. Mientras el éxito le llega meteóricamente, la joven es pretendida por el Vizconde de Chagny, que aunque no puede casarse con ella por cuestiones de rango... "La amaba tanto que no podía respirar sin ella. Este apuesto joven que había dado la vuelta al mundo, era tan puro como una virgen que no hubiera dejado jamás la casa de su madre". Christine también será acosada emocionalmente por un enamorado y desfigurado Fantasma, erudito, artista, culto y trastornado espíritu, dueño y señor de todo lo que acontece en la Ópera Garnier. "... sin embargo, no hacía el menor movimiento para huir de él y evitar su furor, como la tímida Desdémona. Por el contrario, me acercaba a él, atraída, fascinada, ..."

Un posesivo, intenso, trágico y pasional conflicto amoroso, en el que la belleza, la fealdad, la maldad y la bondad, los celos y todos los tópicos del amor romántico serán los determinantes de su resolución. Conflicto, cuyos posibles desenlaces apuntan, todos, a que a la joven Christine le espera, de una manera u otra, un fantasmagórico panorama.
Lo mejor, la banda sonora. Charles Gounod, Camille Saint-Saens, Massenet, Léo Delibes, Verdi, Giacomo Meyerbeer, Domenico Cimarosa, Carl María von Weber, Fromental Halevy, Rossini... Enlazo la PlayList con muchas de las piezas nombradas en la novela. Un lujo leerla acompañado de Fausto, Romeo y Julieta o La Judía...

El éxito de la novela permitió a Gaston Leroux pagar las deudas de juego y con los derechos de la adaptación al cine de 1924 hacer frente a las deudas futuras. Siempre mantuvo la veracidad de la historia y la existencia del Fantasma de la Ópera.
"El fantasma de la Ópera existió de verdad. No era, como se creyó por largo tiempo, una criatura producto de la imaginación de los artistas, la superstición de los empresarios o la mente absurda e impresionable de las jóvenes integrantes del ballet, sus madres, las acomodadoras, los empleados del guardarropa o el portero. No, era de carne y hueso, aunque tenía todos las características externas de un verdadero fantasma, es decir, de un espectro".

Cádiz, enero 2015
Gaston Louis Alfred Leroux
(Paris, 6 de mayo de 1868 - Niza, 15 de abril de 1927)


No hay comentarios:

Publicar un comentario