martes, 28 de abril de 2015

13. El Viejo Y El Mar. Ernest Hemingway.

En pantalla la edición de la Biblioteca de Springfield
Ernest Hemingway con su reconocible y admirado estilo literario, sobrio, claro, sencillo, realista, casi periodístico, centrado en los hechos, de asequibles figuras retóricas -símiles y metáforas cercanas-, sin florituras, ni intelectualismos, ni complejos discursos interiores... nos acerca en esta breve novela a un tema recurrente en la literatura americana: la lucha del hombre con la naturaleza, con el monstruo marino, consigo mismo.
Santiago, un viejo y experimentado pescador se enfrenta a un gran pez que lo arrastra mar adentro en las aguas del golfo de Cuba.
Su relato cercano y veraz con las artes de pesca usadas, consigue -sin hacer de la obra un manual- que sintamos la envergadura de la batalla que el viejo libra con el respetado pez. Hemingway, un experto pescador, no saca a relucir sus conocimientos al respecto al estilo Melville. Parece que en todos los sentidos, vitales y literarios, "Santiago ha vencido a Ahab". Italo Calvino lo tenía claro: "Contra la escritura del intelectualismo, escogía Hemingway y la literatura de los hechos".
Portada revista Life 1952
Publicada por encargo de la Revista Life en 1952, con desiguales críticas pero con buena acogida del público -26 semanas en la lista de Best Seller en el New York Times-, obtendría el Premio Pulitzer en 1953 y se convertiría en su obra talismán, preludio del Nóbel de Literatura de 1954.
El viejo Santiago lleva 84 días sin pescar nada que pueda vender. Manolín, un joven de 22 años, es su enlace con la realidad, le pone al día de lo acontecido en la comunidad y le lleva el periódico del día anterior para que siga las ligas de béisbol y a su admirado Joe DiMaggio. Manolín también es su escudero vital, consiguiendo que el viejo coma todo los días y no le falte un cafe caliente antes de zarpar. Santiago tiene claro su modus vivendi aunque no tenga suerte: "Trato de no pedir prestado. Primero pides prestado, luego pides limosna". El joven aprendió el oficio con él, pero ya no le acompaña a pescar. Y siente que ya no ejerce el respetuoso arte de la pesca, pues en su nueva embarcación tienen otro concepto del mar, más utilitario, como un surtidor al que sacar el máximo provecho.
Dirigida por Jonh Sturges en 1958
Protagonizada por Spencer Tracy 
Santiago no piensa en el mar, sino en la mar. "Decía siempre la mar. Así es como le dicen en español cuando la quieren". Y el viejo, probablemente de origen Canario, la quiere, y hablaba de ella "no como un contendiente, un lugar o un enemigo", sino "como si fuera una mujer" (...) "La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer".
Hemingway nunca explicaba qué había detrás de cada personaje y hecho de sus novelas. Que cada cual libremente interpretara el trasfondo que pudiera haber. Las "Teorías Iceberg" sobre esta obra han propuesto explicaciones y relaciones de todo tipo, desde las más trascendentales respecto a la elección del nombre de Santiago hasta las que ven interpretaciones relacionadas con las ligas de béisbol del año en que se escribió.

Ilustración de Daniel Gómez
El hecho es que el viejo pescador sabe, desde el primer momento, que ha picado un gran pez, y que piensa mantener la lucha con él, hasta el final. El sabe lo que le espera y lo que puede ocurrir. "Es un gran pez y tengo que convencerlo, pensó. No debo permitirle jamás que se de cuenta de su fuerza ni de lo que podría hacer si rompiera a correr" (...) "los peces no son tan inteligentes como los que los matamos, aunque son más nobles y más hábiles". (...) "Pez te quiero y te respeto mucho, pero te mataré antes de acabar el día" (...) "Ojalá estuviera aquí el chico" (...) "No soy religioso, pero rezaría diez Padrenuestros y diez Avemarías por pescar este pez y prometo hacer una peregrinación a la Virgen del Cobre si lo pesco. Lo prometo." (...) "Tirad, manos, pensó. Aguantad firmes, piernas. No me falles, cabeza. No me falles. Nunca te has dejado llevar." (...) "Me gustaría comprar alguna suerte si la vendieran en alguna parte. ¿Con qué habría de comprarlo? ¿Podría comprarla con un arpón perdido y un cuchillo roto y dos manos estropeadas? (...) "El hombre no está hecho para la derrota. Un hombre puede ser destruido pero no derrotado." (...) "El pescar me mata a mí exactamente igual que me da la vida".
La lucha, la amistad, la vejez, la constancia, el valor, la soledad... están en la superficie de este épico texto que empapa, sin tregua, desde la primera página.


"Su mejor obra. 
El tiempo demostrará que es la mejor que cualquiera de nosotros haya escrito, 
y con eso me refiero a sus coetáneos y a los míos."
William Faulkner

Cádiz, abril de 2015

Ernest Hemingway
(Illinois, 21 de julio de 1899 - Idaho, 2 de julio de 1961)

http://noninaclasicosdeaventura.blogspot.com.es

2 comentarios:

  1. Hola! Me encanto este libro!!! Me alegro de verlo aqui :)

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  2. Me encanta ese libro, y el mensaje que trae consigo, muchas gracias por la entrada!

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